Lucas, dos años de edad. Todas las mañanas su madre lo prepara para ir a la guardería, le coloca el chándal del colegio y las zapatillas de deporte y se marchan en su coche. Por el camino siempre acaba quitándose la zapatilla izquierda y su madre debe perder cinco minutos cada mañana en volvérsela a poner cuando salen del coche.
Lucía, ocho meses de edad. Vestidito rosa, lazo rosa y zapatitos rosa. Preparada para salir a dar un paseo un día más. Al doblar la esquina del barrio comienza a rozar un pié con otro y acaba soltándose del zapato izquierdo.
Alba, un año, su madre ha optado por no ponerle zapatos porque siempre se los quita.
¿Alguien sabe por qué a los niños no les gustan los zapatos? Pero la cuestión más importante es si los niños una y otra vez sin conocerse y sin poder comunicarse entre ellos, siempre acaban haciendo lo mismo, algo nos quieren transmitir.

Similar Posts