Nunca había creído en el destino, el poder del universo o la fuerza de las coincidencias. Cuando tenía 30 años casualmente se encontró con una ex novia en Santo Domingo, un 4 de enero. Hacía tres meses que le había abandonado tras una noche de promesas y reconciliaciones que acabaron al día siguiente en la soledad de una cama y un mensaje en el móvil diciendo que no podían seguir juntos. La cara descolocada que le quedó aquel día a Antonio la pudo ver en ella, en aquella playa de Santo Domingo.
Sus amigos le dijeron fue una casualidad coincidir en el mismo hotel, mismo país y mismo día…
Años después veía cómo su amigo se quedaba tuerto cuando una arista se le clavaba en el ojo al mirar hacia arriba. Su abuela se moría el mismo día de su cumpleaños. Son sólo fatalidades, le comentaban sus amistades.
La vida pasaba y cada vez que pensaba en alguien que hacía tiempo que no veía hacía acto de presencia. “Ha sido una coincidencia, sólo eso”, le aseguraban sus familiares.
Antonio seguía dudando, pero las justificaciones de los demás le acababan convenciéndolo.
Su hija Ana, era su ojito derecho. Tenía una gran personalidad y hacía un año que vivía sola. Estaba orgullosa de ella y la tarde que cogió el teléfono y le informaron que había fallecido en un accidente de tráfico no podía creer que se tratara de ella. Deseó que el nombre de su hija hubiese sido una coincidencia con otra persona fallecida, pero no fue así. Durante varios meses no pudo levantar cabeza y se hundió en una profunda depresión.
No sabía qué hacer, su vida no tenía sentido y decidió volcarse en la política. Nunca pensó que podía dedicarse a esta tarea, pero contó con el apoyo de muchos amigos y crearon un partido político.
Fueron meses intensos y la tristeza de la pérdida de su hija la mitigaba con la política.
El esfuerzo tuvo su recompensa y su partido sorprendía y Antonio se convertía en alcalde de una céntrica ciudad de España. El día de su proclamación todos deseaban escuchar sus primeras palabras como alcalde. Su discurso conmocionó a todo el mundo. “Hoy he entendido que las coincidencias son la fuerza para manternos vivos. Hoy mi hija hubiera celebrado su cumpleaños. Este día  ahora ya tiene un recuerdo agridulce. Allá donde está mi hija ha querido que este día fuera especial”.

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