Vivía entre Philadelphia y Madrid y sus vuelos intercontinentales eran como un largo paseo. La mayoría de las veces viajaba sin equipaje, hecho que le obligaba a justificar con convincentes argumentos su inusual costumbre a los policías del control de pasaporte. Conocía a muchas azafatas, adivinaba las frases que iban a pronunciar los pilotos, sabía la hora a la que pasaba la comida y las escasas combinaciones que ofrecían de menú.
Ya se había acostumbrado a la incomodidad de los asientos y seis veces al año cruzaba el océano Atlántico y encomendaba su vida al piloto automático. Acompañado de su música descargada en su ipod, dejaba volar la imaginación y disfrutaba del viaje. Aseguraba que era un momento único cuando descansaba de la vida frenética en la tierra y poco le importaba quién fuera su compañero de viaje. Pero en uno de sus vuelos coincidió con una joven por equivocación. Ella debía ir dos filas por delante, pero al volar sola le había dejado su asiento a una pareja que no tenían los números correlativos.
Les separaban unos 20 años de edad, pero apenas a los treinta minutos de comenzar a  hablar se dieron cuenta de que se habían reconocido. Una mirada profunda, unas palabras claves y su conversación no cesó hasta que aterrizaron nueve horas después.
A 7.000 pies de altura llegaron a la misma conclusión, su coincidencia no era casual. Ambos debían encontrarse en ese vuelo. Ella volaba hacia un mundo por descubrir, una aventura por vivir y un destino por encontrar. Y él todavía con ganas por devorar la vida, soñaba con disfrutar cada minuto, cada momento que le regalaban. The present is a present. Una expresión bordaba en inglés y que los dos supieron aprovechar. Sin duda, ella recordaría su encuentro como su visionario, quien le alentó, le animó y le aseguró que lograría todo lo que se propusiera en la vida y él no olvidaría a aquella joven con ganas de comerse el mundo, como él hizo 20 años atrás y le recordaría que todavía podía sorprenderle la vida una y otra vez. Los dos se reconocieron y supieron vivir en el aquí y en el ahora.

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